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EL CORREO. NINO DENTICI

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Presentation Transcript


  1. EL CORREO. NINO DENTICI En un barco de guerra del siglo XVIII no había mujeres en la tripulación. De manera que el Coro de la Ópera de Bilbao, estaba obligado a comparecer en ésta ópera, tan solo con con su sección masculina como tripulación. Desde la izada de la vela, en la primera escena, las voces ya reflejaban el intenso trabajo que les había llevado a la perfecta conjunción vocal y teatral. La verdad es que este coro, siempre ha trasmitido una profesionalidad modélica cuando ha tenido que interpretar óperas ajenas al repertorio italiano. Sus componentes se lucieron en su decisiva su intervención, tanto canora como dramática. Britten cedió a la tripulación un gran protagonismo, como se pudo comprobar también en la escena de la batalla, que incluyó, además de un precioso canto spianato, un muy logrado efecto del cañonazo. En el final de la obra, el coro, interpreta extraña, pero admirablemente, su rebeldía, a modo de amalgama vocal e in crescendo. La música de la ópera abarca todo. En ella se alterna el canto delicado con el rudo, y si bien hay pocos números cerrados, los solos están llenos de lirismo, como el aria del bajo John Tomlison, quien encarna al maligno Claggart, el maestro de armas, cuando canta con su cavernosa y poderosa voz 'Oh belleza, oh gracia, bondad' o cuando el mismo Billy Budd, en la voz del barítono Nathan Gunn, canta la maravillosa '¡Mira!', un aria llena de inspiración melódica. Todo funcionó, porque la música tenía otro capitán, el del foso de la orquesta. Juanjo Mena, que volvía su casa, nos deparó una dirección minuciosa, marcando con claridad las entradas a cada uno de los muchos instrumentos que conforman el gran conjunto bilbaíno y extrayendo el máximo partido a los varios intermezzos que contiene la obra. La obra la había pulido previamente y aun así atendió con mimo al coro y a los cantantes, aunque un poco menos al tenor Robinson, quien ya venía con la lección aprendida. La producción fue magnífica. Contó con una escenografía real, que aprovechó los medios técnicos para brindarnos un precioso oleaje; con una vestimenta sobria, con un buen juego de luces y movimientos bien trazados y muy teatrales.

  2. ABC. Cosme Marina La Asociación Bilbaína de Amigos de la Opera se crece ante los retos. Después de asumir en 2004 su primer Britten, retoma al compositor a través de otra de sus grandes creaciones, “Billy Budd”, y lo hacen con un resultado arrollador. En primer lugar debe consignarse la excepcional prestación que Juanjo Mena consiguió de la Sinfónica de Bilbao. Su tensa, vibrante y acerada versión insufló viento y llevó en volandas la tragedia. Sorteó con habilidad los escollos de la partitura en un trabajo que no sólo convenció en los pasajes más opulentos sino que deslumbró en la filigrana del detalle, en el preciosismo camerístico de muchos otros. Esencial, una vez más, resultó la encomiable labor del Coro de Ópera de Bilbao, agrupación cuyas cotas de excelencia se mantienen estables en los repertorios más diversos en perfecta sintonía con un reparto de primer rango. El cast de esta obra no admite cabos suletos y no los hubo en Bilbao .../...

  3. DIARIO VASCO 26.10.09 - EMECÉ Ha sido una apuesta seria de la Abao por subir a escena una obra de indudable impacto, Billy Budd, la ópera en dos actos de Benjamin Britten, en la que se hace un canto enconado a las profundidades de la trascendencia anímica del hombre, fuera de los repertorios habituales y que permite constatar que, dentro de un estilo compositivo peculiar, con nuevos moldes, el concepto de ópera no termina en las dos primeras decenas del siglo XX. El resultado ha sido sobresaliente se mire por donde se mire. A partir de ahora bien puede decirse, con plena objetividad, que la temporada lírica bilbaína ha entrado, por derecho, en los circuitos internacionales. La escenografía de Tiziano Santi es espectacular, utilizando tres plataformas móviles del foso escénico y creando, con la impecable rectoría de Livermore, un impactante realismo de la dura vida en un barco de guerra, dando a cada personaje una fuerte y puntual carga dramática. Una puesta en escena de esta categoría lleva, indefectiblemente, a una noche lírica de éxito. Gracias, maestro Mena, por el gran trabajo de rectoría y concertación musical, haciendo una lectura, siempre bella, de una impactante partitura descriptiva preñada de intimidad y de grandiosidad. ¡Qué lujo el interludio de los cuadros II al III del acto segundo! ¡Qué preciosidad de piccolo!. Tal fue así que este crítico nunca escuchó igual en calidad a la Sinfónica de Bilbao. Este sobresaliente genérico tuvo una parcela de vital importancia en el canto del extenso reparto de los 18 solistas. El barítono Nathan Gunn fue un Billy Budd de sobrecogedor lirismo dramático, con una voz perfecta para el papel, haciéndonos el regalo de su aria Look!. Throung the port. No se puede cantar mejor y con mayor intensidad de crueldad el personaje del maestro de armas Claggart que conmo lo hizo sir John Tomlinson. Rotundo y rompedor Timothy Robinson como Captain Vere. Bueno de mucha verdad, el coro de la Ópera de Bilbao.

  4. NOTICIAS DE GIPUZKOA 04.11.09 – Iñigo Arbiza Sobrecogedor La producción llegada desde el Teatro Regio di Torino del Billy Budd de Benjamin Britten ha supuesto todo un éxito que ha dejado el listón bien alto en el segundo título de la temporada de ABAO. Éxito porque cuenta con una puesta en escena digna de elogio, y un plantel de cantantes de quitarse el sombrero, con un trabajo coral más que destacable. Representar una de las obras cumbres del autor británico, junto a Peter Grimmes o el Rapto de Lucrecia, supone una gran reválida porque musicalmente las dificultades son infinitas y las tramas poseen personajes de complejos perfiles psicológicos. En ese sentido, la nota alcanzada por parte de intérpretes, dirección escénica y musical es de sobresaliente. La ópera en dos actos, que se desarrolla a bordo del buque de guerra Indómito, se resuelve sacando el mayor rendimiento posible a la caja escénica del Euskalduna, de tal manera que la cubierta del barco sube y baja continuamente, en diferentes niveles, obteniendo una propuesta tan visual como ágil, y llegando a producirse momentos realmente espectaculares, que vienen acompañados de los movimientos de todos los personajes -solistas y coro-, medidos hasta el extremo. La perspectiva que de la historia ofrece Livermore posee en esta versión un componente claramente filogay, dejando entrever -sugiriendo más que evidenciando-, escenas de deseos y amores no satisfechos rozando el fetichismo como cuando John Claggart huele el pañuelo del protagonista; la aparición en escena de Billy Budd casi sacada de un cómic de Tom of Finland, o la emulación de la Pietá de Miguel Ángel en la escena de The Novice que canta desnudo. Esa perspectiva viene acrecentada con el atlético físico del barítono Nathan Gunn, cuyos músculos son lucidos de principio a fin de la obra. El trío de solistas principales tuvo, además, como elemento atractivo no sólo su excelencia vocal, sino su capacidad de hacer llegar al espectador la complejidad de sus personajes utilizando las dotes canoras para transmitir diferentes emociones. Gunn, excelente barítono, impresionó también por saber hacer de tartamudo con un canto homogéneo, redondo, medido y sobre todo, elegante, como demostró cantando bajo la luna antes de morir ahorcado. Nathan Gunn fue un perfecto Billy Budd. El bajo Sir John Tomlinson dio vida al símbolo del mal, al malvado John Claggart, que en ocasiones recordaba con su atuendo de cuero negro al peor Darth Vader que se recuerde. Su lado oscuro caló a través de una proyección vocal tan irregular como apropiada para el rol. Su voz sonó plana y con gran volumen, pasando a mostrar grandes vibratos que le hicieron crear un personaje poderoso y frustrado. A pesar de que se notó que días antes tuvo problemas con la voz, su Claggart fue también espectacular, al igual que las imposibles tesituras agudas que el tenor Timothy Robinson supo resolver en el rol del atribulado Captain Vere. El resto del extenso plantel de solistas estuvo a la altura de la circunstancias destacando el trío de oficiales en el consejo de guerra. Mención aparte para el extraordinario trabajo de las voces masculinas del Coro de Ópera de Bilbao, que sonaron redondas, homogéneas, fuertes, vigorosas y sobre todo en general seguras, ante una partitura realmente complicada. Su trabajo fue una reválida superada a todas luces con momentos tan espectaculares y sobrecogedores como el ofrecido en el cuadro primero del segundo acto. La BOS, comandada por Juanjo Mena mantuvo el nivel, gracias a la batuta que fue clara y concisa, esmerándose sin cejar en su empeño de facilitar la ejecución de la partitura y crear las necesarias atmósferas para lograr la redondez sonora.

  5. DEIA Por primera vez, ABAO-OLBE ha programado la ópera Billy Budd, del inglés Benjamin Britten, con producción del Teatro Regio de Torino. La representación de esta obra ha sido de interesante calidad dramática a lo largo de todo el drama. Si bien los dos amplios actos transcurren dentro del buque británico de guerra, donde ocurre toda la obra, puede decirse ya que la dirección de escena de Davide Livermore es de tan firme actividad como interesante. Asimismo, la escenografía de Tiziano Santi impone un amplio y vivo movimiento naval, con la actuación de todos los personajes en el continuo cambio de arriba a abajo en las tres plataformas del escenario que el Euskalduna permite muy bien, con lo que se imponen los diversos espacios de la muestra naviera. Asimismo, la luz diversa de las escenas y los espacios (de Anfossi) dan un exacto sentido dramático de los hechos de esta obra. Hay que comentar ante todo, la gran dirección musical de Juanjo Mena. El maestro ha logrado una gran consonancia de la no fácil obra de Britten, tanto entre los solistas como con la Orquesta Sinfónica y el Coro de Ópera de Bilbao. Si bien para el foso como para el coro es de clara exigencia, ambos mostraron muy buen sentido musical, pleno en los diversos matices de cada escena, gracias a la batuta del maestro Mena. Sobre el Coro, puede indicarse su amplia emisión ante todo en el primer acto. Unos cuarenta hombres pasaron por las diversas alturas escénicas y fue teatralmente muy destacado que, pasado de unas a otras partes de las escenas, se mudaran de vestuario, realizando muy buena actuación general.

  6. MUNDO CLÁSICO .../... En el plano vocal, había expectación por oír en el papel protagonista al barítono americano Nathan Gunn. Es indudable que su físico se adapta a la perfección al personaje de Billy, encarnación de la belleza y la juventud. Aunque no es un excelente actor, supo darle los matices necesarios a su rol. En lo vocal también cumplió sobradamente. Su voz es atractiva y está bien modulada, aunque sus agudos no sean de la rotundidad deseada, pero este papel no exige grandes esfuerzos en este apartado. En su monólogo final supo darle a su canto el lirismo y belleza que se requieren. Un buen Billy Budd. Lástima que no se pueda decir lo mismo del Capitán Vere de Timothy Robinson. Si como actor fue estupendo en un papel que, como se dijo, tienen muchos matices, vocalmente estuvo muy irregular, y solo al final de la obra, en el epílogo, se pudo apreciar calidad en su canto. Su voz se mostró desafinada en más de una ocasión, y las notas agudas fueron siempre mal emitidas y con muchas dificultades. No se puede negar su gran expresividad vocal y su gran proyección, pero nos quedaron las ganas de escuchar algo mejor. Sir John Tomlinson fue el gran triunfador, como ya se comentó más arriba. No está ya el cantante británico en sus mejores años, mostró un apreciable vibrato, hay algún problema de colocación, y el sonido se mostró a veces añoso. Pero en cambio, tiene una voz potente, tenebrosa, bella en su oscuridad, que sabe crear esos tintes turbios que tan bien le van a su papel. Estuvo magistral en sus intervenciones y entusiasmó al público. Estupendos los tres oficiales de Cristopher Robertson, Johannes Weisser y Fernando Latorre. Todos ellos mostraron unas voces bien moduladas y en perfecto estado. Muy grata la sorpresa de Michael Spyres en el papel del Novato. A este tenor habría que seguirle los pasos porque nos puede dar grandes alegrías. Simplemente correcto el Dansker de Markus Hollop, notables el resto de comprimarios del extenso reparto de la obra. Billy Budd es una ópera en la que el coro forma parte primordial del entramado. La sección masculina del Coro de Ópera de Bilbao nos tiene acostumbrados a grandes noches, y esta fue una de ellas. Sus intervenciones fueron precisas y de gran belleza, y excepto en la escena del abordaje, donde a Mena se le dispersaron en algún momento sus huestes, se mostró cohesionado y seguro. Aún así, se echó de menos un coro juvenil para las voces de los guardiamarinas. Desde aquí aplaudimos la dirección coral de Boris Dujin. .../... Creo que a los buenos aficionados les costará olvidar esta representación que, en su conjunto, es de lo mejor que se ha visto en la ABAO en los últimos años.

  7. Página Web de Nathan Gunn This wonderful production by Davide Livermore had a great success here in Bilbao last night. It was the pet project of the artistic director, Jon Paul Laka, who through hell or high water was determined to make this happen. Billy Budd had never been performed here, and because of this it always leaves to chance the possibility that regular opera goers might shy away from it in order to enjoy a more standard opera. Well, this didn't happen here last night. The citizens of Bilbao came out to see what all this business was about. I want to congratulate the men in the chorus for doing such an incredible job. The chorus here is not a professional one. They are all volunteers. This means that while I was going to rehearsal from 8pm to 12pm after hanging out all day these men were coming from work. Most, if not all, had never sung in English before and certainly never sung a Britten piece. I was inspired by their commitment and enthusiasm, and I was happy to see that their hard work paid off in the performance they gave last night. It's obvious that these individuals come from a choral background here by the way they unabashedly sing out. Their sound is warm and full, but as an opera chorus they need more than that. They need, especially in Billy Budd, to propel the drama forward. They did it last night and all of us principals are very proud of them. Congratulations!

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