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LA LITERATURA DEL SIGLO XV. Contexto socio-histórico y cultural. Clasificación de los romances . -Blanca sois, señora mía, más que el rayo del sol , ¿ si la dormiré esta noche desarmado y sin pavor? Que siete años había, siete que no me desarmo, no; más negras tengo mis carnes
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-Blanca sois, señora mía, más que el rayo del sol, ¿si la dormiré esta noche desarmado y sin pavor? Que siete años había, siete que no me desarmo, no; más negras tengo mis carnes que un tiznado carbón. -Dormidla, señor, dormidla, desarmado sin temor, que el conde es ido a la caza a los montes de León -Rabia le mate los perro y águilas el su halcón y del monte hasta casa a él arrastre el morón. Ellos en aquestoestando su marido que llegó -¿Qué hacéis, la blanca niña, hija de padre traidor? -Señor, peino mis cabellos, péinoloscon gran dolor, que me dejáis a mí sola y a los montes os vais vos -Esas palabras, la niña, no eran sino traición: ¿Cúyoes aquel caballo que allá bajo relinchó? -Señor, era de mi padre, y enviolo para vos. ¿Cúyas son aquellas armas que están en el corredor? -Señor, eran de mi hermano, y hoy vos las envió. -¿Cúya es aquella lanza, desde aquí la veo yo? – Tomadla, conde, tomadla, matadme con ella vos, que aquestamuerte, buen conde, bien os la merezco yo.
- Caballero de lejas tierras, llegáos acá y paréis hinquedesla lanza en tierra, vuestro caballo arrendéis. Preguntaros he por nuevas si mi esposo conocéis. - Vuestro marido, señora, decid ¿de qué señas es? Mi marido es mozo y blanco, gentil hombre y bien cortés, muy gran jugador de tablas y también del ajedrez. En el pomo de su espada armas trae de un marqués, y un ropón de brocado y de carmesí el envés; cabe el fierro de la lanza trae un pendón portugués, que ganó en unas justas a un valiente francés. - Por esas señas, señora, tu marido muerto es; En Valencia le mataron, en casa de un ginovés, sobre el juego de las tablas lo matara un milanés. Muchas damas lo lloraban, caballeros con arnés, sobre todo lo lloraba la hija del ginovés; todos dicen a una voz que su enamorada es; si habéis de tomar amores, por otro a mí no dejéis. - No me lo mandéis, señor, señor, no me lo mandéis, que antes que eso hiciese, señor, monja me veréis. - No os metáis monja, señora, pues que hacerlo no podéis, que vuestro marido amado delante de vos lo tenéis.
Jorge Manrique (1440-1479)
Cuanto más pienso serviros, tanto queréis más causar que gaste mi fe en suspiros y mi vida en desear lo que no puedo alcanzar. Bien conozco que estoy ciego y que mi gran fe me ciega, y que esperando me niega que no os venceréis de ruego, y que, por mucho serviros, no dejaréis de causar que gaste mi fe en suspiros y mi vida en desear lo que no puedo alcanzar. (Jorge Manrique) Cancioneros
Recuerde el alma dormida, avive el seso y despierte contemplando cómo se pasa la vida, cómo se viene la muerte tan callando, cuán presto se va el placer, cómo, después de acordado, da dolor cómo, a nuestro parecer, cualquiera tiempo pasado fue mejor. Pues si vemos lo presente cómo en un punto se es ido y acabado, si juzgamos sabiamente, daremos lo no venido por pasado. No se engañe nadie, no, pensando que ha de durar lo que espera, más que duró lo que vio porque todo ha de pasar por tal manera. Nuestras vidas son los ríos que van a dar en la mar, que es el morir allí van los señoríos derechos a se acabar y consumir; allí los ríos caudales, allí los otros medianos y más chicos, allegados, son iguales los que viven por sus manos y los ricos.