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“ expresiones”

“ expresiones”. HABLAR (HASTA) POR LOS CODOS Hablar en demasía y sin pensar mucho en lo que se dice: Ejemplo: ''En cuanto se toma un par de copas habla por los codos. No hay quien lo haga callar''. Ser indiscreto:

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Presentation Transcript


  1. “expresiones”

  2. HABLAR (HASTA) POR LOS CODOS Hablar en demasía y sin pensar mucho en lo que se dice: Ejemplo: ''En cuanto se toma un par de copas habla por los codos. No hay quien lo haga callar''. Ser indiscreto: Ejemplo: '' No le cuentes a Carlos lo que te he dicho, que habla por los codos y se lo puede cacarear a cualquiera ''. La hipérbole nos lleva a pensar en una persona muy locuaz, que habla no sólo con la boca, sino con todo el cuerpo, en alguien que gesticula mucho, que mueve mucho los brazos y que, por tanto, doblar frecuentemente los codos. No es descartable tampoco que la expresión esté relacionada con la abundancia de conocimientos o la facilidad de palabra de quien mucho estudia, de que hinca o clava los 'codos'. Por otra parte, algunos sostienen que tiene que ver con una de las formas de atar a los condenados, codo con codo. Para librarse del castigo, o para reducirlo, tenían que confesar, que hablar, que contar todo lo que sabían.

  3. Hacer perder el tiempo a posta, en rodeos o dilaciones que retrasen u obstaculicen la resolución de un problema. También se dice de quien repite una y otra vez el mismo argumento con la pretensión de que, cansados de su insistencia, acabemos por darlo como bueno con tal de no oírlo. También se dice entre los cazadores que marea la perdiz el mal tirador, que aburre o cansa al animal a fuerza de no acertarle. La expresión hace referencia a la caza de la perdiz por parte del azor, que la hace volar de un lado a otro, acosándola pero sin darle caza inmediata, con la intención de marearla y fatigarla, pues al parecer, la perdiz cansada por el azor es de mejor carne. Ya dice el refrán ‘Perdiz azorada, perdiz medio asada’. Por ello se dice de marear y aturdir a una persona con múltiples razonamientos sin sustancia, y conseguir que acepte mucho más tarde algún razonamiento vano que anteriormente había rechazado. O, simplemente, con la idea de posponer lo máximo posible la solución de algún asunto. Marear la perdiz…

  4. “AL QUE QUIERA CELESTE QUE LE CUESTE” Quien anhela obtener algo muy valioso debe estar dispuesto a afrontar su precio, por alto que éste sea. El dicho y su moraleja guardan estrecha relación con un mineral, el lapislázuli, que se extrae de unos pocos lugares de Oriente. Con él se fabricaba un bellísimo color azul, muy resistente a la acción del tiempo, que por su procedencia fue llamado azul de ultramar. La gran rareza del lapislázuli y el alto costo de su transporte hicieron que su valor fuera comparable al del oro. Cuando los papas y los grandes señores del Renacimiento encargaban un cuadro, se estipulaba por contrato cuánta pintura de oro y cuánto azul de ultramar entrarían en la obra. Al mezclarse con blanco, ese precioso azul producía el celeste que originó la expresión. Pero existe también otra versión sobre ese origen, vinculada con la acepción religiosa de la palabra celeste, equivalente a celestial. En tal caso, serían los sacrificios realizados en la Tierra el precio de la gloria en el Cielo. Ambas versiones no se contradicen. Y ninguna de las dos deja duda de que cueste y celeste riman con muy justa razón.

  5. ¡A OTRO PERRO CON ESE HUESO! La expresión se usa como una forma de desanimar a quien quiere hacernos creer una mentira o bien nos ofrece algo cuya calidad es inferior, invitándolo a que lo intente con otra persona, aludiendo de esta forma a la ingenuidad del perro, que corre detrás de cualquier cosa que se parezca a un hueso, sea una piedra o un hueso de plástico. Respecto de la versión en inglés -tellthat to the marines!, algo así como "id a contárselo a los "marines"- está basada en la proverbial integridad que caracterizaba a los integrantes de ese Cuerpo de la marina de los EE.UU., célebres, en otros tiempos, por su fama de incorruptibles, particularmente, durante la guerra fría, a partir de los años 50. En esa época, era poco probable que los "marines" aceptaran la imposición de una orden, sobre todo si esta vulneraba su integridad moral. Nada que ver con su comportamiento de ahora, como hemos podido comprobar en algunos episodios de la absurda guerra de Irak. Con el tiempo, y en la misma medida en que decayó la popularidad de los "marines", esa interpretación dejó de ser corriente en los Estados Unidos y entonces comenzó a usarse -con idéntico valor- la expresión "I am from Missouri" (yo soy de Missouri), en alusión a la característica seriedad y poca credulidad de los habitantes de ese estado. Hoy en día, la locución a otro perro con ese hueso -que muy bien parece ser propia del Río de la Plata, aunque, como la mayoría de los dichos tiene procedencia española- se usa con idéntico valor

  6. HACER LA CAMA ¿Sabías por qué decimos HACER LA CAMA por vestirla, prepararla o componerla? Esta locución no deja de ser un tanto extraña a pesar de que al ser tan habitual no lo parezca. ¿Hacer? La cama, como mueble, ya está hecha. Quizá falte prepararla para acostarse. Desde tiempos muy antiguos la cama no era un mueble que estuviera todo el dia puesto en algún lugar, ocupando espacio. Los persas la hacían todos los días, es decir, la armaban. Tampoco permanecía puesta en un lugar fijo todo el día entre griegos y romanos, sino que solía armarse cuando se iba a acostar en ella alguna persona, aunque algunas veces ese montaje supusiese tan solo colocare sobre ella cojines, sábanas de seda o tapices a modo de manta. En algunas cerámicas griegas se representa a un esclavo que lleva a cuestas la cama de su señor y la mesa, pues ambas cosas se colocaban juntas a la hora de comer. De ahí otra locución también muy cotidiana: poner la mesa. La mesa tampoco estaba puesta permanentemente en un lugar fijo sino que se ponía cuando se necesitaba para comer.

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