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Luisa de Marillac , Sierva de las Siervas de los Pobres.
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Luisa de Marillac, Sierva de las Siervas de los Pobres
En 1623 durante su “noche oscura” recibió la iluminación de Pentecostés que llenó su vida de sentido. Se le advirtió que debía permanecer con su marido y que llegaría un tiempo en que estaría en una comunidad en la que habría idas y venidas para servir a los pobres; a la vez estaría en condiciones de hacer votos de pobreza, castidad y obediencia.
A fines de 1624 Luisa de Marillac encontró a Vicente de Paúl quien tenía una preocupación especial por los pobres que le rodeaban; ambos constataron que estaban decididos y comprometidos a amar y servir a Jesucristo en los Pobres
El Espíritu Santo los condujo en encontrar los medios necesarios para la orientación y formación de las damas y las jóvenes que querían colaborarles en la atención a los miles de necesitados que diariamente aparecían en París y en toda Francia; muchas jóvenes manifestaron su intención de dedicar su vida a ello.
Vicente de Paúl pensó muy conveniente pedir a Luisa, a quien conocía como persona inteligente, humilde y hábil en todos los campos, que se dedicara especialmente a la formación de estas personas generosas.
Luisa no lo dudó y se comprometió a ello, • aunque debería multiplicar el tiempo en horarios, • atención a las personas, idas y venidas.
Después de un buen tiempo las jóvenes ya vivían un estilo de vida fraterna en común, eran numerosas y estaban organizadas en Caridades…
Les ruego tengan gran cuidado de los enfermos del hospital como de ustedes mismas… (C. 72 S.L.M.) Cuidando a los enfermos en sus casas
Luisa de Marillacqueda identificada con la nueva Compañía: Superiora y formadora de mujeres que venían de los pueblos sin cultura, pero con un deseo enorme de servir a Dios en los pobres..
“Deseo sean santas… para ello, queridas Hermanas, hemos de tener continuamente ante la vista nuestro modelo que es la vida ejemplar de Jesucristo a cuya imitación estamos llamadas, no sólo como cristianas, sino también por haber sido elegidas por Dios para servirle en la persona de los pobres” (C.257 S.L.M.)
EL SERVICIO A LOS pobres Le suplico por amor de Dios que tengan gran mansedumbre con los pobres y mucho cuidado de su salvación… (C 304 S.L.M.)
En humildad sencillez y caridad, que es el espíritu, propio de las Hijas de la Caridad
Y en lo humano a leer y a escribir, y a todas a convivir en comunidad… En nombre de Dios cuídela bien. Ya sé que no ha de faltarle nada pero no se canse de apremiarla para que tome lo que le sea necesario (C.147 S.L.M.)
“…El nombre de sirvientes que la divina Providencia nos ha dado, nos obliga a ser las primeras en las prácticas de las verdaderas y sólidas virtudes de humildad. Tolerancia, trabajo y en el exacto cumplimiento de las Reglas y prácticas de nuestra Compañía:
Hemos de creer que estamos en deuda con todas y que tenemos obligación de servirlas para su ayuda espiritual y material. Que la prudencia nos enseñe a darles confianza en sus necesidades, sin preferencias por nadie”. (C 580 S.L.M.)
« Siervas de los pobres, es como si se dijera siervas de Jesucristo, ya que Él afirma como hecho a sí mismo lo que a ellos se hace, y ya que son sus miembros. » (Mt,25,40)
“No pensemos más que en hacer bien para agradar a Dios: la falta de ayuda exterior de las criaturas nos servirá para avanzar en la perfección del santo amor; pues, ¿saben lo que hace Nuestro Señor cuando un alma es dejada de todo consuelo y ayuda de las criaturas y es lo bastante dichosa y valiente para hacer lo que he dicho? El se complace en ser el guía de esta alma; que si no siente este socorro, tiene asegurado que Dios no permitirá nada que a Él le desagrade y esto es lo que podemos desear.
TENGAN BUENAS RELACIONES ENTRE LAS HERMANAS: Excite en su corazón un gran amor por nuestra querida Sor Luisa, y mirando a la misericordiosa justicia de nuestro buen Dios, arrójese a sus pies y pídale perdón por sus sequedades hacia ella y por toda la pena que le ha causado, prometiéndole, con la gracia de Dios amarla como Jesucristo mismo quiere, dándole pruebas del cuidado que debe tener de ella y abrácela con ese sentimiento verdadero en el corazón. (C. 15 S.L.M.)
En nombre de Dios querida hermana, le ruego haya entre ustedes, tolerancia y cordialidad y que practiquen la santa alegría . ( C.194 S.L.M.)
“Pidan mucho a la Santísima Virgen que sea Ella su única Madre”