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tipologia del asesor de juventud

tipologia del asesor de juventud. Mucho hemos escrito hasta a hora sobre el asesor de juventud. Digamos, sin embargo, una palabra más: ASPECTOS A EVITAR: Es bueno conocer algunas actitudes y cosas que un asesor de juventud debe evitar: como no ser: Lo presente a través de personas.

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  1. tipologia del asesor de juventud Mucho hemos escrito hasta a hora sobre el asesor de juventud. Digamos, sin embargo, una palabra más: ASPECTOS A EVITAR: Es bueno conocer algunas actitudes y cosas que un asesor de juventud debe evitar: como no ser: Lo presente a través de personas. 1- El ausente. Es aquel está pero no está; se encuentra en la reunión del grupo, pero pensando en sus actividades siguientes o sólo Dios sabe en qué. Está hablando con joven, pero no lo escucha realmente y hasta le dice cosas que no tiene nada que ver con lo que el joven le está presentando. Ausente de mente, ausente de corazón; ausente porque no se involucra en lo que está, realmente no le importa. 2- El asesor y el gabinete. Tiene sus tres o cuatro preferidos. A todos lados va con ellos, aparecen en todo, no promueve a los demás. Es muy común que un asesor se rodee de las personas que no lo cuestionan, lo hacen sentir bien, lo apapachan, le siguen la corriente en todo.

  2. 2- El asesor y el gabinete. Tiene sus tres o cuatro preferidos. A todos lados va con ellos, aparecen en todo, no promueve a los demás. Es muy común que un asesor se rodee de las personas que no lo cuestionan, lo hacen sentir bien, lo apapachan, le siguen la corriente en todo. 3.- El genio Tiene ideas geniales, todas ya elaboradas, no deja participar en ellas, sino sólo en ejecutarlas. No admite correcciones. No valora las ideas de los demás. 4.- El siempre ocupado. Cita a dos o tres personas a la vez, consulta su reloj permanentemente mientras atiende a alguien, o hace varias cosas al mismo tiempo: escucha a un joven, prepara un documento y contesta el teléfono. Tiene la agenda llena al tope y la muestra para hacer otra sus ocupaciones. 5.- El manotas El asesor que todo lo hace, no da oportunidad a los jóvenes de hacer, porque él ya lo hizo; está en todas las actividades, en realidad ocupa el lugar de líder juvenil y produce en los jóvenes dependencia y pasividad.

  3. 6.- El inalcanzable. Una persona cerrada en sí misma, distante a las personas, no se involucra, no demuestra afecto por los jóvenes ni interés por sus vidas, no convive informalmente, es sólo relación de trabajo, es un operador. 7.- El mandarín. Autoritario, antidemocrático, él decide por el grupo y decide quién hace qué cosa. 8.- El bocón. Habla interminablemente, no sabe escuchar, siempre tiene cosas que contar a los demás. Generalmente este tipo de asesor busca sentirse bien y lo hace acaparando la atención. 9.- El payaso. En el afán de ser juvenil y bien aceptado, de todo hace una broma y, cuando se le necesita para algo serio le es imposible de responder con madurez.

  4. 10.- El correcaminos. Siempre está de prisa, nunca está en junta completa porque ya lo esperan en muchas más. Sale corriendo aunque en realidad no tenga nada que hacer. 11.- El lunático. Nunca sabe que está pasando ni en la comunidad ni mucho menos en el mundo. Mientras los jóvenes preparaban una marcha por la vida, el creía que preparaban un campeonato de futbolito. Aquí también se podría ubicar el asesor que se le olvida este grupo, en qué proceso está y todo lo que les prometió en una reunión anterior. O lleva el material que ofreció a un grupo a otro. 12.- El computadora. Totalmente programado, no admite quedarse cinco minutos más de lo establecido por el grupo, no se sienta a convivir porque siente perder el tiempo, se altera cuando el grupo cambió el programa a seguir.

  5. ELEMENTOS PARA SER ASESOR DE JUVENTUD 1.- Es elemento puente: Entre los jóvenes y el párroco, entre el movimiento y la diócesis, entre la pastoral y el obispo, etc. Es puente en muchas direcciones y sentidos, acerca a los jóvenes con el mundo adulto e institucional. 2.- Se sube a la azotea. Con esto queremos decir que no se involucra en los conflictos de grupo, de tal manera que pierde objetividad, se mantiene un poco a distancia para poder observar y opinar, no tomar partido. Se aleja del grupo, lo analiza para ubicar muy bien en dónde están y a dónde van. 3.- Promueve a los jóvenes como protagonistas. Ellos coordinan, ellos participan en las decisiones, ellos son dueños de sus grupos y el asesor acompaña.

  6. 4.- Es un educador en la fe. Al estilo de Jesús, remite al Padre, es decir, va ayudando a los jóvenes a descubrir a Jesús y comprometerse con él y con su proyecto. Es importante cuidar el que los jóvenes no se sientan comprometidos “con el asesor” o “con el grupo” sino con Jesús y su evangelio. 5.- Asesora con visión de conjunto. No suple al joven, no hace por él, sino que le ayuda. Cuando un grupo empieza, el asesor debe saber a dónde quiere llegar, es como un grupo de caminantes que va subiendo una montaña, el asesor conoce la cima y acompaña en el trayecto. 6.- Delega y retoma capacidades. Sabe descubrir las capacidades y potencialidades de los jóvenes, promoverlas, favorecerlas. 7.- Articula. Es elemento de integración, no de divisiones, crea grupo,. Articula también su experiencia a otras, tiene conciencia y visión amplia de la Iglesia y de todo lo que es promoción juvenil, aunque ésta no sea cristiana. Sabe dar pistas de lo que hay y ayuda a que el grupo se incorpore en una lógica más amplia de trabajo con jóvenes.

  7. EL ASESOR REQUIERE: 1.- Capacitación técnica. Cada día es más necesario el desarrollo de técnica en el trabajo evangelizador; tenemos que ser creativos en nuestras formas y para esto el asesor tiene que estar preparado. 2.- Actualizarse. En el conocimiento de la realidad, en las grandes líneas pastorales del momento, etc. Un ser al día y con hábito de estudio, de investigación, de búsqueda. 3.- Prioriza lo más importante. No dejarse llevar sólo por lo urgente sino lo importante. Un ser profundo de reflexión y de ubicación en lo que hace.

  8. 4.- Ser organizado. En su tiempo, en sus ideas, en su quehacer, en su persona, no disperso. Que no deja para mañana lo que puede hacer hoy, que usa agenda y anota todos sus compromisos, que se ubica en cada situación y momento que se vive tanto a nivel personal como de grupo. 5.- Trabaja en equipo. El equipo lo entendemos como un espacio donde se prepara la asesoría reflexionando con otros lo más adecuado o lo que no. Donde hay riqueza de opiniones y de puntos de vista. Un equipo también será el espacio donde el asesor puede confrontar su práctica, cuestionar a otros y cuestionarse a él mismo de lo que hace, un espacio donde podrá confiar sus dudas y problemas personales que acompaña.

  9. En relación con los otros asesores La asesoría de pastoral juvenil es un ministerio eminentemente colegial. El asesor no trabaja solo y aislado en su grupo; está llamado a relacionarse con los otros asesores, especialmente en el Equipo de asesores. El Equipo de asesores posibilita la complementación no sólo a nivel de aptitudes personales y de distribución de tareas, sino principalmente a nivel del aporte que las distintas experiencias de vida de los asesores – laical, religiosa, diaconal, sacerdotal – ofrecen a los jóvenes como modelos de proyecto de vida cristiana. El equipo de asesores no es una instancia de planificación o de coordinación de actividades para los jóvenes. Es un ámbito para compartir la vida, para confrontar con otros asesores ideas y experiencias, para discernir comunitariamente los signos de la vida juvenil; para encontrar apoyo en la oración, en la reflexión y en la evaluación de su servicio y para celebrar juntos la presencia de Jesús vivo en las diversas situaciones de los procesos juveniles que se acompañan.

  10. En relación con la comunidad. El rol del asesor tiene implicaciones en relación a la comunidad eclesial y a la comunidad social en las que realiza su servicio. • En relación con la comunidad eclesial, el asesor busca concretar una mayor presencia de los jóvenes en la vida de la Iglesia y abrirles mejores y más reales “espacios de participación” (SD 119), pero se preocupa también por llegar y acompañar a los jóvenes que participan esporádicamente en la vida de la Iglesia o que no están integrados al proceso orgánico de la Pastoral Juvenil. Anima la celebración de una liturgia “viva, participativa y con proyección de vida” (SD 114), asegurando la coordinación de la Pastoral Juvenil general y de las Pastorales específicas de Juventud con la Pastoral de conjunto y abriendo caminos para ofrecer un itinerario de maduración humana y cristiana que no se agote en la iniciación o en la militancia juvenil. • En relación con la comunidad social, el asesor busca desarrollar el potencial de los jóvenes y llevarlos a una mayor presencia y acción a favor de “las necesarias transformaciones de la sociedad” (SD 115). Fomenta el análisis y el estudio sistemático de los hechos sociales y colabora en la búsqueda de respuestas a las necesidades de los jóvenes y de la sociedad.

  11. Educa en los valores democráticos y brinda espacios de formación “en orden a una actuación política dirigida al saneamiento, al perfeccionamiento de la democracia y al servicio efectivo de la comunidad” (SD 193). Promueve la conciencia social de los jóvenes para que sean capaces de “conocer y responder críticamente a los impactos culturales y sociales que reciben” (SD 114). Sabe que esto implica luchar contra “ciertas mentalidades clericales que privan de dar respuestas eficaces a los desafíos actuales de las sociedad” (SD 96), por lo que busca que los jóvenes sientan siempre “todo el respaldo de sus pastores” (SD 99). • Como adulto, el asesor se ubica tanto dentro de la comunidad eclesial como dentro de la comunidad social como un enviado al mundo juvenil. El mundo juvenil se propone generalmente los mejores ideales para transformar la sociedad y la Iglesia, pero suele encontrar oposición e indiferencia por parte del mundo adulto. Muchos problemas de los jóvenes no son problemas de la juventud como tal, sino problemas del mundo adulto reflejados en el mundo juvenil. Buena parte de los problemas de la juventud encuentran su explicación en el rompimiento de la relación con el mundo adulto y en la distancia que se ha creado entre ambos.

  12. Será tarea del asesor ayudar al mundo adulto a entender al mundo juvenil. Con su madurez y actitud de diálogo, hablará y discutirá con él sobre su concepto de juventud e influirá para que dejen de considerar a los jóvenes sólo como problemas y descubran su potencial y el valor de su aporte cuestionador y renovador. Al mismo tiempo, ayudará a los jóvenes a entender el mundo adulto y a valorar el aporte de su experiencia y de su modo de ver y entender el mundo y su historia. Podrá convertirse así en un elemento reconciliador entre el mundo adulto y el mundo juvenil, ayudará a superar el conflicto generacional y promoverá una unidad comunitaria que será signo y anuncio del nuevo modo de relación de jóvenes y adultos en la Civilización del Amor.

  13. Niveles de la asesoría. Un primer nivel es la asesoría al grupo. Lo más concreto es que un asesor comience allí su servicio. Sin esta experiencia de trabajo en la base, la asesoría podría convertirse en un oficio técnico y desencarnado. Cuando los grupos parroquiales o de las pastorales especificas de Juventud se multiplican, comienzan las articulaciones a nivel parroquial, diocesano, nacional, regional y latinoamericano. La asesoría asume entonces un especial matiz como vínculo de unidad y comunión. El rol del asesor que participa en estos niveles de coordinación se va definiendo de acuerdo a las características y exigencias del nivel que asesora. En todos los casos, cuidará particularmente que los organismos que se creen estén realmente al servicio de los jóvenes y promuevan el desarrollo y maduración de sus procesos de formación. Hay asesores que acompañan la etapa de iniciación y asesores que acompañan la etapa de militancia. Los que acompañan la etapa de iniciación procuran que los procesos de formación de los jóvenes culminen en la militancia, en su integración creativa y dialogante a la comunidad adulta y en el discernimiento de su opción vocacional.

  14. Los que acompañan la etapa de militancia alientan la vinculación concreta de los jóvenes con sus comunidades cristianas, los ayudan a profundizar sus motivaciones de fe para enfrentar los riesgos del compromiso militante, los animan a revisar y celebrar su vida y su práctica y los acompañan en la realización plena de su opción vocacional. La asesoría de las Pastorales específicas de Juventud supone un conocimiento particular de la realidad de cada medio y el uso de metodologías y estructuras de coordinación adecuadas a cada situación. El asesor se va formando en el acompañamiento y va creciendo en el caminar junto con los jóvenes. Sabe que no existen procesos totalmente uniformes y que se necesita apertura y flexibilidad para tener posibilidad de responder a las nuevas exigencias que plantean las diversas situaciones juveniles.

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