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CATEQUESIS DE LA ORACIÓN. 15) LA ORACIÓN Y LA VISIÓN DEL MUNDO. Por favor, no toques el ratón. La oración no es una forma de evadirse de los problemas y ansiedades de la existencia. Sino una transformación de nuestra visión del mundo para verlo a la luz de Dios.
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CATEQUESIS DE LA ORACIÓN 15) LA ORACIÓN Y LA VISIÓN DEL MUNDO Por favor, no toques el ratón
La oración no es una forma de evadirse de los problemas y ansiedades de la existencia Sino una transformación de nuestra visión del mundo para verlo a la luz de Dios.
La oración “en espíritu y verdad” nos hace capaces de entrar en contacto con el amor infinito, esa libertad inescrutable que trabaja tras las complejidades y situaciones intrincadas de la existencia humana.
La plegaria no nos da necesariamente una visión privilegiada de los acontecimientos históricos, que siguen siendo para los cristianos unos «misterios» tan angustiosos como para los demás.
Pero para nosotros… … el «Misterio» contiene una presencia y un sentido que aprehendemos sin entenderlo del todo en la fe, que nos sitúa adecuadamente en los acontecimientos cotidianos, incluso aunque no veamos hacia dónde nos llevan.
La oración debe penetrar y animar todos los niveles de nuestra vida, ya que espiritualiza todo nuestro ser y le da su orientación divina.
La religión tiende a perder su fuerza interior y su verdad sobrenatural cuando pierde el fervor de la contemplación.
Es el elemento contemplativo, silencioso, “vacío” y aparentemente inútil el que la convierte realmente en vida.
Sin la contemplación, la liturgia tiende a ser un mero espectáculo piadoso.
No hay contradicción entre contemplación y acción cuando la actividad apostólica cristiana se eleva al nivel de la caridad pura.
Si la oración no es profunda, pura y llena del espíritu de la contemplación, la acción cristiana no alcanzará este elevado nivel.
En ese nivel, la acción y la contemplación se funden en una sola entidad por el amor de Dios y de nuestro hermano en Cristo.
La necesidad más importante, en el mundo cristiano hoy , es esta verdad interior alimentada por el Espíritu de contemplación:
- La alabanza y el amor de Dios - El deseo de la venida de Cristo • La sed por la manifestación de la gloria de Dios, su • verdad, su justicia, su Reino en el mundo.